El Vilosell / Redacción Barcelona, 7 de junio de 2024

Empieza a hacer calor en Les Garrigues, esta tarde de primeros de junio cuando llego al pequeño pueblo de El Vilosell. Aquí, hace veintiún años, Tomàs Cusiné empezó su proyecto en solitario con la creación de la Bodega homónima que contribuiría decisivamente a demostrar el potencial cualitativo de los vinos en este suelo duro y arisco.

Les Garrigues, tierras pobres, frío intenso en invierno y calor extremo en verano pero con la marinada fresca de las noches veraniegas que permite una maduración idónea de la uva. Aquel lejano 2003, Tomàs quería iniciar su proyecto personal de forma gradual y después de buscar por los Pallars, Noguera…encontró estas tierras de El Vilosell y se enamoró de ellas. A 700mts de altura, a los pies de la Sierra de la Llena y de Prades, sus terruños tienen muchas cosas en común con los viñedos de la parte alta del Montsant y Tomàs conocía, por su experiencia en Cèrvoles, el gran potencial para hacer vinos de alta calidad.

Al final, con la ayuda de gente que creyó en su proyecto, empezó con las 20 hectáreas actuales y plantó hasta 17 variedades diferentes para aprender todo lo que podían dar en estos terruños. Del merlot y cabernets, a los macabeos y cariñenas, pasando por variedades como el albariño y la graciano. Con unos rendimientos medios de unos 1.800kg/Ha, la uva brinda una excelente concentración y carácter.

La sequía
Les Garrigues es siempre una comarca seca, muy seca, acostumbrada a aprovechar la poca lluvia que cae a lo largo del año. Sin embargo, la sequía de estos últimos tres años ha sido tan extrema que empieza a hacer estragos en el viñedo.

La parcela que visitamos es la de la Finca Barqueres a poco más de 700m de altura, rodeada de bosque y encarada al noreste, de 1,2 hectáreas y plantada con la variedad cariñena.
Con suelos pobres, arcillo-calcáreos, cultivada en ecológico y algunas prácticas biodinámicas que Tomás considera provechosas por el cultivo. Me comenta que la cariñena se muestra bastante resiliente a la falta de agua del subsuelo, aunque, naturalmente la sufre y esto se nota en la merma de la uva.
Cerca de aquí, el Segarra-Garrigues, que todavía no llega a estas tierras pero se perfila como la esperanza para garantizar su futuro.

¿Saber más?
>> web: Tomàs Cusiné
>> https://www.instagram.com/tomascusine/